El 10 de Diciembre del año pasado compartí con todos vosotros una crónica en la que os conté mis experiencias en la Merlin Race 2013 (clic aquí) y desde entonces, no he vuelto a escribir sobre las carreras a las que he asistido…que no han sido más de 3 o 4. Esta que hoy os traigo, está totalmente relacionada con la última, ya que fue en la Merlin Race donde gané el premio que me ha permitido ir este año a la Kyosho Masters 2014 (clic aquí).
Cuando las chicas del sorteo sacaron mi papeleta y me dirigía recoger el premio, oí cómo alguien comentó que necesitaría un Kyosho ya que, obviamente, la Kyosho Masters la corren solo Kyoshos. Esto me dio que pensar y lo primero que se me pasó por la cabeza fue: “qué ricas están estas chavalas” y ya en segundo lugar: “no tengo un Kyosho, así que iré de reportero que me lo paso igual de bien”. Y esa idea se mantuvo…hasta una semana antes de la carrera 😯
Tras varios meses sin coger una emisora pero pasando muchos findes en los circuitos como reportero, mis ganas de competir en una carrera estaban ya al límite. Esas ganas, sumadas a lo espectacular del trazado del Club RC94 y a lo especial del evento, fueron los causantes de que cambiase de idea y decidiese correr la Kyosho Masters 2014. Así comenzó el viaje de RC más lleno de contratiempos que he tenido y a la vez, uno de los más redondos…
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VIERNES – ANTES DEL VUELO
Lo primero que tuve que hacer, dada la proximidad de las fechas, fue preguntar si aún podía inscribirme para correr, así que llamé a Ibermodel (Merlin) y Pedro se encargó de todo. Seguidamente contacté con Edu Ameijide; conociéndolo, supuse que tendría algún coche “de entrenos” o “muleto” para prestarme. No me equivoqué y quedó en enviarme uno totalmente revisado.
ACLARACIÓN: Las fotos y comentarios en Facebook sobre la posibilidad de correr la Kyosho Masters con mi Mugen MBX7, #MugenCamuflao, eran una broma que tenía con algunos amigos. Lo aclaro aquí por si alguno de vosotros aún pensaba que realmente había ido con un Mugen a la Kyosho Masters. Quería correr, no que me echasen 😛
Así pues, preparé un paquete con algo de mi material y lo envié a Ibermodel para que lo llevasen ellos en coche hasta el circuito. Solo faltaba recibir el Kyosho de Edu que, por problemas de logística, me llegaría el día de mi vuelo entre las 8 y las 9 am, y el avión cerraba puertas a las 9:40 am. Con el aeropuerto a 20 minutos de mi casa, si algo se retrasaba, me quedaba o sin vuelo o sin coche.
La noche antes preparé un “simulacro de equipaje” con mi Mugen como referencia para ver qué podría llevar junto al coche, mientras esperaba que al día siguiente cuadrasen todos los horarios para llegar sin problemas al aeropuerto.
A las 8:00 estaba frente a la puerta (cerrada) de la agencia de transportes y el camión llegó 15 minutos después; por ahora todo parecía ir bien. Cuando me acerqué comentándoles mi urgencia a los empleados, me dijeron que debía esperar a que descargasen todo…así que me puse a descargar con ellos. Por suerte para mi espalda, el maletín de Edu apareció tras mover solo unas cuantas cajas.
Repetí en mi maleta la distribución ensayada la noche anterior con el coche y salí hacia el aeropuerto, con un horario mucho más holgado de lo que habría cabido esperar. Llegué a las 8:45 y me dirigí al control de acceso donde, para mi sorpresa, pasé sin ningún impedimento. No me preguntaron, no me pidieron abrir la maleta, no me desnudaron y sobaron como otras veces…todo perfecto. Me sobró tiempo incluso para ganarle una apuesta a Alberto García y tomarme mi estupendo laxante mañanero, un “frapuccino de chocolate”.
VIERNES – LLEGANDO AL CIRCUITO
Aunque mi vuelo llegó puntual al aeropuerto de Charles de Gaulle, yo ya iba tarde para la carrera porque cuando compré los billetes de avión lo hice pensando en asistir como reportero, así que no importaba llegar el Viernes con los entrenos ya empezados, pero como piloto estaba perdiendo unas valiosas mangas. En el aeropuerto me esperaba Rocío Navarro (FDL) que reservó su rato de descanso a mediodía para llevarme sano y salvo a la carrera…y me aguantó el resto del finde pidiéndole 3G…¡Gracias Rocio!
Al llegar al recinto del circuito lo primero que llama la atención es la cantidad de vegetación que adorna todo el lugar a pesar de estar en una zona urbana, proporcionando un aspecto muy pintoresco. El siguiente detalle que a ningún aficionado al 1/8 TT se le escaparía era la ausencia de polvo en el ambiente ya que, podían oirse coches rodando en el circuito, pero faltaba esa característica nube que normalmente envuelve a los circuitos de TT. Impresionante, es la palabra que mejor define las instalaciones del club RC94.
Al llegar fui directo a la mesa de Ibermodel a saludar y a pedirles la caja con mis cosas para empezar cuanto antes a montarlas en el coche e intentar salir a pista en los entrenos que aún me quedaban oficialmente (dos). Junto a ellos estaba Ignacio Candel, que al verme algo apurado me echó un cable a montarlo todo en el Kyosho de Edu para poder salir antes a pista. Cuando pude tenerlo todo listo solo quedaba una tanda oficial de entrenos, así que parecía que no podría rodar mucho el Viernes; no le dí mayor importancia y me centré en salir a disfrutar del estupendo trazado Francés.
PRIMER CONTACTO
Arranqué mi coche, revisé rápidamente la carburación y salí del carril de boxes sin haber echado antes una visual rápida al circuito para hacerme una idea de las zonas más rápidas, lentas o complicadas. Así que salí a rodar completamente a ciegas con gente que ya había entrenado ese día o pilotos locales, por lo que en las primeras vueltas me sentí lento…y asustado 😛 El circuito resultó ser muy rápido…demasiado, así que en las primeras curvas rápidas le di al coche algunas castañas que, sin llegar a ser muy bestias, me sirvieron de aviso para bajar un poco el ritmo y adaptarlo al de “reconocimiento”. Las zonas técnicas del circuito hicieron muy amenas las primeras vueltas, que usé además para adaptarme un poco al coche y a sus reacciones.
Las primeras sensaciones con el MP9 fueron buenas y me adapté rápido, aunque la dirección era demasiado reactiva para mi gusto y el coche tenía facilidad para ponerse a dos ruedas, así que habría que cambiar algunos reglajes. Además, las ruedas que elegí de entre las que llevé (Road Runner o Sweet Shot), no resultaron muy eficaces en un terreno donde, de haber tenido, la elección acertada habría sido Hot Dices.
Al acabar mi tanda, me comentaron en boxes que durante los entrenos no estaban controlando demasiado a los pilotos, así que decidí probar a meterme en alguna de las siguientes series que quedaban por correr…y funcionó. Al final del día, conseguí correr (colarme) en total tres entrenos completos que me sirvieron para conocer un poco mejor el trazado.
Entre entreno y entreno iba comentando con Candel mis impresiones del coche y los cambios de setup que me aconsejaba desde su experiencia con este modelo. También aproveché la ocasión para preguntar sobre setups al creador del coche, Yuichi Kanai, que me recomendó casi lo mismo que Ignacio y alguna cosita más. Así que al final del día mis cambios de setup fueron:
- Endurecer en 100 puntos las siliconas de amortiguador
- Subir el diferencial delantero a 10000
- Subir el diferencial central a 7000
- Dejar el diferencial trasero con 3000
- Tumbar un punto los amortiguadores en la mariposa trasera
- Atrasar ackerman un punto (cosecha propia)
- Cambié embrague Compak de carbono por Compak Dual (aciertazo)
Todos estos cambios los hice el Viernes antes de irnos al “submarino” (sí, así llamaban al hotel) y aunque no los pude probar hasta el día siguiente, os adelanto que es lo único que toqué del coche en todo el fin de semana salvo el Domingo antes de la final, que tumbé un punto más todos los amortiguadores.
Tras el día de entrenos en el circuito fuimos a darnos una ducha al hotel en el que se alojaban la mayoría de pilotos extranjeros asistentes a la carrera, como Boots, Craddock, Candel o nosotros mismos. Descubrí entonces por qué lo llamaban “el submarino”. Se trataba de una habitación con las dimensiones justas para que entrase la litera (que resultó ser comodísima), la tele, una estantería, nuestras maletas y un baño que era una sola pieza de plástico “modular”.
Salimos a cenar y aunque yo quería probar el “Buffalo Grill” que estaba justo al lado del hotel, los otros cenaron allí la noche antes, así que salimos a cazar la cena por “Sucy en Brie”, el pueblecito anfitrión del evento. Finalmente me alegré de no haber ido al grill porque a pesar de tratarse de un pueblo muy pequeño, por alguna razón estaba LLENO de restaurantes japoneses. Y solo hay algo que me guste tanto como un buen churrasco…¡el sushi!
SÁBADO – MANGAS CLASIFICATORIAS
Esta vez sí llegué con tiempo suficiente para acomodarme en la mesa, revisar el coche, carburar el motor, ajustar el trimado de los servos y dejarlo todo listo para salir a mi manga de entrenamiento. Para este entreno elegí las Sweet Shot aún a sabiendas de que no eran el dibujo más adecuado para la ocasión…pero eran esas o las Road Runner y las segundas ya sabía que no iban bien en ese circuito. Estaba deseando probar los cambios 😀
Por fin llegó el turno de mi serie de entrenamientos; encendí electrónica, arranqué el coche y me subí al podio. Noté una gran mejora en el comportamiento, redondeando más suavemente en las curvas, permitiendo abrir gas sin que el tren trasero se descolocase y sobre todo lo más importante, endurecer las suspensiones hizo que el comportamiento del coche en las curvas rápidas y ondulaciones fuese menos “chicloso” y mucho más estable.
Al acabar el entreno bajé contento del podio, con este tipo de felicidad de cuando todo funciona como debe y sabes que el único problema eres tú mismo, que eres un paquete 😛 Ahora que el coche se comportaba como yo quería, solo me quedaba rodar tanto como pudiese para hacerme al circuito.
Tras los entrenos y antes de las clasificatorias, tuvo lugar el “Style contest” en el que se colocaron todos los coches en el centro del circuito y Yuichi Kanai eligió el coche más bonito de entre todos los asistentes. Resultaba impactante el mimo y la profesionalodad con la que Kanai se tomó esta parte del evento, paseando muy despacio entre todos los coches, ojeándolos uno a uno al detalle, sin elegir nada a las prisas; sin escoger un coche que realmente no mereciese el título.
Para mi primera manga, decidí montar un juego de ruedas con un dibujo más acorde a las exigencias del circuito (multitacos), así que por su similitud con las Hot Dices, compré unas AKA Impact y me preparé para salir a rodar. El cambio de ruedas fue todo un acierto, mejorando la tracción en todos los puntos del circuito, salvo en la curva del fondo a la derecha en la cual si te salías de la trazada y pisabas algo de polvo perdías totalmente el control; normal con ese dibujo.
Con un coche que se comportaba a mi gusto y unas ruedas que traccionaban debidamente, me dediqué a perfeccionar mi trazada, sin intentar ser el más rápido, pero proponiéndome no cometer ni un error. Si me cruzaba con un coche más lento, esperaba a que fallase y si por detrás venía uno más rápido, lo dejaba pasar y me pegaba a él tantas curvas como podía seguirle el ritmo. Con esta mentalidad, puede decirse que mi primera manga fue una buena manga. De hecho, fue mi única manga buena.
Hasta este punto todas las sensaciones del viaje habían sido buenas, pero por desgracia las siguientes mangas clasificatorias me dejaron un sabor de boca más bien amargo. En la manga 2, con un coche que se comportaba tan bien como en la primera y con mis manos algo más acostumbradas al trazado francés, tuve una parada de motor por pasarme cerrándolo, algo que elevó demasiado la temperatura debido las largas rectas y subidas del trazado.
Para la manga 3 recarburé el motor teniendo en cuenta las exigencias del circuito y quedó mucho mejor, con un rendimiento estupendo y sin carencias en altas ni bajas RPM. Rodé varias vueltas priorizando constancia sobre velocidad, pero desafortunadamente al aterrizar un salto no demasiado grande, el cardan delantero izquierdo se salió del vaso del diferencial. Por lo que me explicó luego Candel, puede ser debido a que los portamanguetas de plástico se “comban” con el uso.
Con esto llegaban a su fin las mangas clasificatorias del sábado, dejándome en el 34º lugar de un total de 60 pilotos que participaban en mi categoría, Expert. Visto de un modo optimista, acabar en la mediación de la tabla con solo una manga buena de tres, no está tan mal…pero yo me quedé con la sensación de que podía haberlo hecho mejor.
Para la tarde del sábado, la organización había programado una recepción con catering para todos los asistentes a la carrera, donde pudimos reunirnos con pilotos de todas las nacionalidades e intercambiar opiniones, echar unas risas y probar una especie de ponche de melocotón que te quitaba todas las penas de las clasificatorias. Además los canapés estaban muy ricos todos, aunque Pedro no quiso comer demasiados por reservarse para la cena (esto iba a traer consecuencias que luego contaré).
A las 22:30 ya estábamos en el hotel duchados y listos para salir, aunque la mitad de los integrantes de la expedición (Raul y Roberto) no querían cenar después del catering y prefirieron quedarse durmiendo. Así que Pedro y yo cogimos el coche para salir a buscar un sitio donde cenar, sin demasiadas esperanzas porque a esa hora ya está casi todo cerrado allí (cenan tempranísimo). Propuse una vez más el “Buffalo Grill”, situado justo al lado del hotel, pero Pedro había fichado una pizzería y prefirió probar suerte. Estaba cerrada. Volvimos al Buffalo. Cerrado. Fuimos a otro grill. Cerrado. ¡Intentamos cenar incluso en una crepería! Pero solo nos ofrecieron bebida porque el cocinero ya se había ido.
Acabamos encontrando una especie de supermercado 24 horas que encajaba perfectamente en la descripción de “antro al que van los chavales a comprar alcohol a horas intempestivas” y lugar ideal para un tiroteo entre bandas, así que no me arriesgué a sacar fotos 😛 De un rápido vistazo encontré un chorizo que afirmaba ser Español, pero nos decantamos por unas hamburguesas de microondas (sí, con pan y todo) que resultaron estupendas para los lavados de estómago, aunque eso lo descubriríamos al día siguiente en el circuito. De postre, yogures Danone. La cara del recepcionista cuando llegamos al hotel y le pedimos usar el microondas fue de antología…pero fue mucho mejor la que puso al ver lo que íbamos a calentar.
DOMINGO – SUBFINALES – 1/8B
Tras mi nefasto resultado en las mangas del sábado y la indigestión de hamburguesas y yogures, el Domingo me tocaba salir con el número 1 en 1/8 B con dos de mis compañeros de viaje, Raúl y Roberto. Si remontábamos, coincidiríamos en 1/4B con Pedro, así que andábamos escasos de mecánicos. Con unas subfinales de 15 minutos, lo ideal era entrar una sola vez a repostar, pero conociendo mi forma de carburar y de conducir, sabía que yo necesitaría entrar dos veces.
Dicho esto, decidimos que Roberto entraría a 5 minutos, Raúl en la siguiente vuelta y yo en la siguiente. Con este “complejo” sistema de repostaje por turnos, conseguimos apañárnoslas teniendo de mecánicos solo a “los Candeles” (padre e hijo) y a Pedro, nuestro compañero. Saliendo desde la primera posición, sabía que si me concentraba en no cometer errores podría acabar la carrera clasificándome para 1/4 de final. Con una remontada me valía para volverme contento a España.
Ignacio Candel se dirigió con mi coche a la parrilla de salida, comenzó la cuenta atrás y entonces me di cuenta de que no había revisado ni un tornillo al acabar las mangas del día anterior ¡ni las tuercas de rueda! solo me quedaba confiar en que no fallase nada. Con la bocina de salida aceleré tan suave como pude para no pasarme de frenada en la primera curva, que era más deslizante de lo que parecía; si conseguía salir de esas primeras tres curvas de una pieza, tendría mucho ganado.
Conseguí hacer limpia esa zona y empezar a escaparme del segundo, consiguiendo que mi ventaja fuese en aumento hasta el primer repostaje. Después de el minuto 6:30, noté que algunos coches se me empezaban a acercar; tal vez mi ritmo bajó o tal vez ellos se calmaron y empezaron a rodar al 100%. La cuestión es que cuando el primero de los que se acercaban me dio alcance lo dejé pasar y me pegué a él…para ver cómo volcaba varias curvas después, recuperando yo el primer puesto.
El mismo procedimiento se repitió en varias ocasiones, dejando pasar a los más rápidos y pasándolos cuando volcaban, así hasta que acabé la subfinal como la empecé, en primer lugar y contentísimo con el resultado. Conseguí pasar a 1/4B y de mis compañeros de equipo, Roberto no pudo y Raúl remontó a 1/4 también, pero él pensaba que no, así que se le pasó la subfinal, una lástima.
DOMINGO – SUBFINALES – 1/4B
Conseguí pasar a 1/4 y la cosa empezaba a ponerse seria; tras medir el nivel de los otros pilotos durante mis octavos, sabía que si hacía unos buenos cuartos y entraba una sola vez a repostar, tenía posibilidades de entrar a semifinales, que ya era mucho más de lo que podía haber previsto antes del viaje. Ahora además coincidía con Pedro en cuartos y Candel tenía que recoger coches, así que necesitaba un mecánico y puestos a pedir ¿por qué no Kanai?
Me dirigí a su mesa y tras saludar debidamente no me anduve con rodeos: “Sr Kanai, necesito un mecánico ¿me echaría usted una mano?” No se sorprendió ni me miró raro como yo esperaba, todo lo contrario, esquivó el balazo con gran serenidad y usó a su mecánico como escudo humano: “Mitsuo te ayudará encantado”, me contestó. A lo que el Sr Mitsuo Yoshimaru, contestó con una sonrisa, un gesto de asentimiento y tomó nota en el horario de carrera que tenía puesto en su mesa.
A falta de 20 minutos para mi hora de comienzo de 1/4 B apareció en mi mesa el Sr Mitsuo, tan cordial como de costumbre y confirmando que en 20 minutos nos tocaba salir. Cogimos todo lo necesario y fuimos al box para ir calentando el motor y preparando todo. Es dificil explicar la tranquilidad que transmite tener al mecánico de Yuichi Kanai ayudándote.
Tuvimos una conversación antes arrancar mi motor respecto a los tiempos de repostaje y le comenté que por mi carburación y estilo de conducir, suelo entrar casi siempre a 6:40. Sonrió y comentó que eso era imposible en una subfinal de 15 minutos, así que le pedí que arrancase mi motor y lo entendería. Se echó a reir con el primer acelerón y los correspondientes borbotones de aceite saliendo por el escape y me confirmó: “De acuerdo, entraremos dos veces”. Encendí mi emisora y me subí al podio.
En las vueltas de calentamiento noté que el motor estaba demasiado graso arriba, así que le pedí a Mitsuo que cerrase el tornillo de altas 5 minutos, pero al parecer me quedé corto porque el motor seguía demasiado graso. Por esta razón, tras la cuenta atrás me quedé bastante rezagado, hecho que me resulto de gran ayuda ya que en la primera curva al final de recta se formó una impresionante melee de coches enganchados y volcados a los que pude rodear y ganar así varias posiciones.
Tras varias vueltas el motor seguía sin afinarse como yo esperaba que sucediera con la subida de temperatura, así que su rendimiento estaba siendo bastante bajo, con todos los coches adelantándome en la recta y algunos espectadores señalándome 😛 Pensé en pedirle a Mitsuo que cerrase un poco arriba al repostar, pero preferí no arriesgar y seguir así lo que quedaba de carrera. Afortunadamente, mi constancia y mis dos repostajes fueron suficiente para pasar a la 1/2 B, justo por delante de Pedro, que también se pasó a semis.
DOMINGO – SUBFINALES – 1/2B
Estando sentados de charla en el cuartel general de Ibermodel se acercó a visitarnos Bernard Durand, un tío muy simpático que intentó cobrarme por hacernos una foto juntos (aunque al final se la saqué gratis 😛 ). Rocío, sabiendo que yo necesitaba un mecánico para semifinales, aprovechó para preguntarle si querría echarme un cable y Bernard aceptó a condición de que le dejase carburar mi motor de un modo más “agresivo”, ya que lo había visto correr durante mis 1/4 de final y se negaba rotundamente a que a su piloto lo pasasen en recta con esa facilidad. No pude negarme.
Con mi motor ya carburado de un modo más adecuado a las exigencias de mi nuevo mecánico, nos dirigimos al box donde tuve la misma conversación que con el Sr. Mitsuo ¿A cuanto entramos? En esta ocasión fue todo más sencillo ya que la semifinal tenía una duración de 20 minutos, no 15 como las subfinales anteriores, así que decidimos entrar a 6:40.
Sinceramente, de esta semifinal no tengo gran cosa que contar. No recuerdo momentos remarcables, ni piques con otros pilotos, ni nada que merezca la pena mencionar. Me dediqué a disfrutar. El motor se comportaba estupendamente, en bajos tenía potencia de sobra para todos los saltos del circuito y en punta Bernard consiguió lo que buscaba y nadie me pasó en la recta 😀 Esta fue mi subfinal para disfrutar. No tuve conciencia de mi posición de carrera en ningún momento ya que adelanté, me adelantaron, volqué, volcaron…ni me preocupé en saber cómo iba.
Algo que sí me gustaría remarcar es lo implicado que ví a Bernard como mecánico en todo momento, siempre atento a mi coche, repostando muy rápido y cuando me llamaba para repostar, se dejaba la garganta como si de ese repostaje dependiera que ganasemos el mundial. Dice mucho de él y de su pasión por el RC. Al fin y al cabo, al que le gusta esto de verdad disfruta como piloto, como mecánico y como espectador.
Mi motor se paró en la última vuelta. Seco. Bajé contento del podio por cómo lo había hecho y por lo mucho que disfruté. Bernard se acercó contentísimo confirmándome que había pasado, que esa última vuelta la hice habiendo acabado ya la semi. ¡Estaba en la final!
DOMINGO – FINAL EXPERT
Llegados a este punto sí que puedo decir que lo tenía todo hecho. Para mí, meterme en la final de mi modalidad (Expert) en la Kyosho Masters era ya un trofeo; no podía estar más contento. Me dirigí a mi mesa y ahora sí, por primera vez en todo el fin de semana, me dispuse a hacerle algo de mantenimiento al MP9 de Edu, que se lo había ganado con creces. Repasé algunos tornillos, 3 o 4…no necesité más para darme cuenta de que los tornillos del coche de entrenar de Edu no se iban a soltar en la vida ¡estaban todos durísimos! Vaya manos tienes para apretar, animal 😛
Así que pensé en otras partes importantes del mantenimiento: ¿filtro? No, aquí no hay polvo. ¿Batería? La puse a cargar. ¿Ruedas? Puse un juego nuevo. ¿Embrague? ¡Ostras! ¡Los rodamientos!. Antes de enviar mi motor a la carrera le cambié la campana por una Ultimate a estrenar con sus respectivos rodamientos. Esos rodamientos habían hecho los tres entrenos del Viernes (30 minutos), el entreno y mangas del Sábado (31 minutos) y todas las subfinales del Domingo (50 minutos), así que en total tenían unos 110 minutos de uso. Suerte que me acordé de ellos, porque estaban en las últimas cuando los saqué.
Ya para terminar, me digné a limpiar la carrocería y los pegotes de aceite que tenía en su lateral izquierdo, derivados de mis estupendas carburaciones ricas en colesterol 😛 Con todo el coche listo, se acercó a mi mesa Bernard y le cerró al motor 10 minutos el tornillo de altas, confirmando así que sería mi meca en la final. Tras un vistazo a mi coche, me comentó además que el volante de inercia, sobresalía demasiado, casi hasta el límite del chasis. Efectivamente, el volante estaba ligeramente arañado y de haber sido un circuito con más tierra o piedras, habría tenido muchas paradas. Nunca pensé que este dato pudiera ser tan determinante durante mi final…
Comenzó la cuenta atrás y Bernard se dispuso a añadir algo de combustible al depósito, usando para apoyar mi coche los troncos que había en la parrilla de salida. Repostó, cerró el depósito, el coche se deslizó sobre el tronco al presionar el depósito y…¡se paró! (el volante había rozado el tronco). Bernard dejó pasar a todos los coches antes de devolver el mío al carril de boxes, tropezándose y casi cayéndose con las prisas, donde esperaba Ignacio Candel para arrancarlo y devolverlo a pista.
Al contrario de lo que pueda parecer, esto me tranquilizó mucho; cuando sales con más de media vuelta de retraso ya no hay razón para estresarse, sólo queda rodar, hacerlo lo mejor posible y lo más importante, disfrutar. Rodé a mi ritmo, dejando pasar a los más rápidos y pegándome a los que podía. Tras varios minutos oí cómo me llamaron para el primer repostaje, así que entré y pude ver que…¡me estaban repostando con biberón! ¡¿Pero qué narices?!. Bastante extrañado volví a pista, esperando no encontrarme con lo mismo en el siguiente repostaje.
Me llamaron para el segundo repostaje y de nuevo estaban con biberón, así que pensé que tal vez mi pistola de repostaje se había desintegrado ¿? . Un minuto después, Ignacio subió al podio y me comentó que me habían repostado a biberón ambas veces porque ellos, no me habían llamado a repostar. Se ve que debía haber por allí algún otro “Miguel” o “Michael” o “Mishel” o “Manuel” o que se yo y mi mente enferma entendía Miguel y entraba a repostar 😛
Ya para rematar esta final llena de contratiempos, decidí que ya que no iba a ganar, al menos quería intentar tener la vuelta rápida (gran error). Descubrí que en la chicane rápida de la recta de meta, podía usar los troncos opuestos para apoyar el lateral de mi coche y salir más rápido. Esa fue mi perdición. Comencé a usar esos troncos, arriesgando cada vez más, hasta que en una de estas, se me fue el coche hacia un punto en el que los troncos no estaban tan paralelos al coche como yo pensaba…
Fueron varios los “¡¡Ohhhhhh!!” de asombro de la gente que pudo ver el accidente de cerca, el golpe sonó fuerte y mi coche se quedó parado en seco en mitad de la recta. Lo conduje como pude hasta el carril de box y me bajé del podio. “¿¡Pero qué has hecho animal?!” me dijo Candel, mientras Bernard se echaba unas risas 😛 comentamos la final, mis entradas a repostar sin ser llamado y mi accidente, recogí todo el material y me preparé para grabar la final Élite; los cracks.
Tras esto, vino la ceremonia de entrega de premios donde prácticamente todos (creo que todos) los asistentes, se llevaron a casa su plaquita recordatorio de haber participado en la 16ª Kyosho Masters Internacional junto con una camiseta blanca de Kyosho, además de la que daban roja con la inscripción. Los premios los estaba entregando una cría muy simpática y como casi nadie se hacía fotos con ella, pues yo me hice un selfie (auto-foto) con la chica y con mi premio.
Aprovecho ya de paso para dejar aquí la galería de selfies que me hice este fin de semana con algunos de los asistentes.
Tras la entrega de trofeos nos despedimos de todo el mundo y recogimos rápido porque al equipo Ibermodel aún le quedaba por conducir unos cuantos kilómetros ese día. Así pues, nos dirigimos al “submarino”, donde yo aún dormiría esa noche para coger el taxi a las 4am y poder llegar a tiempo a mi vuelo de las 6am. Allí me despedí de mis compañeros en este viaje, Raul, Roberto y Pedro, a los cuales aprovecho estas líneas para agradecer lo buenísimos anfitriones que han sido, el estupendo trato que me han dado y la paciencia que han tenido conmigo, sobre todo Pedro, que me ha aguantado como un santo todo el fin de semana pidiéndole herramientas de todo tipo y usurpándole biberón, mesa de arranque y todo lo que he podido 😛 .
Y FIN
Hasta aquí damas y caballeros, llega mi crónica de la Kyosho Masters 2014, una carrera a la que nunca habría contado con ir, luego pensé en ir como reportero y en la que finalmente he tenido el honor de participar como piloto. He conocido a mucha gente estupenda, he disfrutado de las magníficas instalaciones del club RC94, me he divertido rodando tanto como he podido y ahora, con estas líneas, he disfrutado mucho escribiendo esta crónica.
Espero que hayáis disfrutado leyéndola, al menos la mitad de lo que yo escribiéndola y espero que os sirva para haceros una idea de cómo es asistir a eventos internacionales de este tipo. Como ya dije con la Neo 12 (clic aquí), es algo que hay que probar al menos una vez en la vida y como digo siempre, los eventos independientes deberían ser más frecuentes.
Si has llegado hasta aquí leyendo, que sepas que eres un frikazo del RC y que te lo agradezco 🙂
Si no has leído hasta aquí, al menos mírate las fotos que para eso pongo tantas 😛
HE DEDICADO UNAS CUANTAS HORAS A ESCRIBIR ESTE TOCHO ¡RECUERDA COMPARTIRLO SI TE HA GUSTADO! 😀
Muchas gracias Ibermodel y Club CARTT, porque sin el premio de la Merlin Race este viaje no habría sido posible. Espero que sigáis organizando eventos tan espectaculares como la carrera del año pasado y que sigáis regalando premios tan impresionantes como este. ¡Gracias!
Muchas gracias Edu Ameijide y Stick4U, sin tu coche no solo no habría podido correr, sino que seguro que habría tenido que andar revisando tornillos con más frecuencia…¡¡qué forma de apretar!! 😛 En serio, muchas gracias por todo.
Muchas gracias Rocio Navarro, por tu ayuda todo el fin de semana, por recogerme en el aeropuerto (aunque nos perdieramos un poco), por dejarme robarte 3G a tuti pleni y por la gorra para que me la firmase Kanai 😀
Fotos: Son todas con mi móvil, excepto las buenas que son de Phil Graphics